oct313se Desarrollando la creatividad en casa
A veces, cuando nos paramos a reflexionar sobre la educación de nuestros hijos, nos centramos en lo particular en vez de tratar de abarcar conceptos más amplios y básicos.
Quizá sea por este motivo por el que el aprendizaje de la creatividad no haya sido tratado con la debida atención en el pasado. No debemos olvidar que podemos encontrar la creatividad en cualquier lugar y actividad humana, y por eso es muy importante que nuestros hijos sean capaces de desarrollarla. Nuestra labor como padres es ayudarlos en su peripecia vital, aportándoles todas las herramientas posibles para que puedan ser felices y lleguen allí donde quieran llegar.
El reciclaje es un excelente modo de iniciar a nuestros hijos en el mundo de la creatividad. Al hablar de reciclaje, no nos referimos al mero acto de introducir los envases, las botellas, el papel, etc., en su correspondiente contenedor, sino a reutilizar de una manera eficiente objetos que han caído en desuso y darles una nueva vida. Estos objetos pueden ser embalajes, periódicos, botellas de plástico o cristal, zapatos viejos, ropa usada… Seleccionaremos los objetos que vamos a utilizar con nuestro hijo dependiendo su edad y evitando aquellos que puedan ser peligrosos, como cristales o metales cortantes. Tampoco escogeremos aquellos que sean susceptibles de ser ingeridos debido a su pequeño tamaño.
En el proceso, no nos limitaremos a «ejecutar» con nuestros hijos un proceso de transformación, por ejemplo, de una caja en un coche de bomberos, sino que debemos iniciar un diálogo con los pequeños para que sean conscientes de por qué reciclamos.
Vamos a tomar como ejemplo una botella de plástico de tamaño pequeño con su tapón.
Iniciamos el juego con una serie de preguntas que adecuaremos según su edad y grado de maduración. En todo momento, el niño debe tener acceso al objeto, poder manipularlo, tocarlo, etcétera.
—¿Sabes qué es?
—¿Qué tenía antes dentro?
—¿Qué pasa si no cerramos el tapón cuando hay agua dentro?

Podemos jugar en la bañera a hacer pruebas, y que el niño o niña comprenda cómo es el objeto, qué propiedades tiene, ya que de esta forma será capaz de inventar nuevos usos para la botella a través de sus conocimientos sobre el mundo que lo rodea.
A continuación, pasamos a las preguntas especulativas. Tenemos que motivar al niño a que se exprese con total libertad y sin miedo. No olvidemos que en este juego no existen respuestas incorrectas, solo infinitas posibilidades.
—Antes había agua… ¿Podemos meter otras cosas dentro? ¿Cuáles?

Podemos ayudar a nuestro hijo haciéndole preguntas más cerradas y enfocando su imaginación.
Quizá queramos meter dentro tierra y convertir la botella en un semillero, o pinturas, o piedrecitas y convertir la botella en una maraca…
—¿A qué se parece una botella?
—Si la botella fuese un animal, ¿cuál sería? ¿Dónde tendría los ojos? ¿Y la boca?

Al igual que en el caso anterior, sugerir caminos puede ser muy divertido y estimulante. En este punto, con unos rotuladores, papel de colores y cinta adhesiva podemos jugar a transformar la botella en una mariposa, en un gusano, en un cohete espacial…
Estos son solo algunos ejemplos, pero las posibilidades son infinitas. De hecho, pasaréis un tiempo increíble con vuestro hijo jugando a imaginar nuevos usos para objetos en desuso. Y, con toda seguridad, os sorprenderán las creativas ideas que surjan de él.
¿Os animáis a empezar hoy?